¿No recuerdas la última vez que diste un primer beso en completa sobriedad? ¿Tu sex appeal es directamente proporcional a las cervezas ingeridas por el genero masculino? ¿Irte a la cama con tu amor platónico está al alcance de una botella de tequila? ¿Se acostaron contigo creyendo que eras la hermana gemela de Scarlett Johansson, pero al despertar a tu lado se dieron cuenta que pareces el hermano feo de Don Ramón?
Contrario a lo que piensas, no debes avergonzarte. No hay motivo alguno para que te excuses asegurando que fue ‘una noche de copas, una noche loca’. El alcohol es tu aliado. El alcohol es tu amigo. El alcohol es una bendición, al punto que Jesús siempre que veía agua no dudaba en convertirla en vino.
¿Distorsiona la realidad para que puedan aparearse las que no lo habrían logrado en circunstancias normales? ¿No es la misma distorsión que causa el maquillaje, los tacones, las fajas, la silicona, las extensiones de pelo y la opinión del papá? ¿No es la misma distorsión también presente en las fotos de perfil de las redes sociales, en la piel coloreada por cámaras bronceadoras, en las canas pintadas y en el espejo?
Lo cierto es que a un selecto grupo de Hembras humanas, esas distorsiones se les ve mejor que a la mayoría. Y tú, aunque te guste creer lo contrario, haces parte de esa desafortunada mayoría. Quizá tu mejor amiga hace parte de la exclusiva minoría y pienses que andando con la miel algo se te pega; sin embargo, tus probabilidades sólo son buenas en la competencia del apareamiento cuando tu mejor amigo, el alcohol, está de tu lado.
La cerveza, el aguardiente, el tequila, el helado de ron con pasas –este último para las conquistas infantiles-, entre otros, fueron creados con el etílico propósito de establecer un sistema de hándicap en el ritual de apareamiento humano, similar al que se usa en el golf. Es ridículo poner a competir en un concurso de belleza, en igualdad de condiciones, a Sofía Vergara o a Alessandra Ambrosio con alguien como tú. En cambio, si las miradas masculinas comparan curvas mientras el alcohol les destruye neuronas, las posibilidades que te lleves la corona dejan de ser remotas.
Yo sé, yo sé, tu papá piensa otra cosa y tú eres su reina indiscutida que todavía no ha encontrado a su merecidísimo príncipe azul. Si ese cuento de hadas te basta, sigue viviendo aislada en una torre altísima hasta que vengan a salvarte. Pero si estás abierta a considerar que vino a rescatarte el Príncipe Alcohol, continúa leyendo…
Al llegar a una discoteca –o cualquier sitio que venda alcohol-, un Macho humano apunta toda su artillería de conquista hacia la Hembra más atractiva del lugar. No obstante, como carecerá del valor para hablarle, él se beberá unas cuantas cervezas buscando espontaneidad para sus futuros piropos. El alcohol se mezclará con su sangre caliente para ayudarlo a superar su pusilanimidad, aunque también le ampliará su espectro de ataque, haciéndole caer en cuenta que esa Hembra no es la única con la que vale la pena aparearse. Y a medida que empine el codo con más cervezas, florecerán más y más posibilidades de Hembras; hay un momento en que la discoteca inclusive parecerá una fiesta de la Mansión Playboy. Justo en ese momento debes acercártele.
Pregúntale la hora, por fuego para tu cigarrillo, por lo que quieras que igual no te va entender. Lo importante es que el Príncipe Alcohol te habrá abonado el terreno, imposibilitando al Macho en cuestión para que pueda diferenciar lo simétrico de lo asimétrico. Es decir, en sus ojos borrachos, tu figura desproporcionada parecerá la Venus de Milo. Poco importa si te ponen a jugar en el mismo campo con una Miss Universo, porque el hándicap etílico te habrá nivelado para que la competencia sea más justa.
Lo más bello de esta historia es que habrás aportado tu granito de arena para la recuperación social de un alcohólico. En contados días, tú serás el evento que cambió una vida, en una confesión relatada frente a un grupo de apoyo: “Y justo en ese momento me di cuenta que había tocado fondo. Era imposible caer más bajo”.
El Príncipe Alcohol te salva a ti, mientras tú salvas a los alcohólicos en un hermoso círculo virtuoso. Por lo tanto, no sientas vergüenza, más bien agradece por los favores recibidos.
Hasta una próxima verdad humanamente irracional, Amigos de lo Salvaje.
Lucano Divina
Comandante Macondo de la Revolución Animal
Selvas de Suramérica, noviembre 22 de 2012
* Si te apetece un delicatesen de estupideces humanas, la recomendación del chef es que leas su libro ‘El Príncipe Azul abre puertas, el Bufón abre piernas’, el cual encuentras en iBooks, Amazon, Google Play y Kobo (English version available).
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