Anoche tuve un sueño donde se me apareció un ángel. Por 'ángel' debemos entender a aquella divinidad de facciones perfectas, a ese ser de belleza sublime que eclipsa hasta a una supermodelo con Photoshop, pero que Dios castigó dejándolos asexuados por toda la eternidad. Bueno, un mensajero de esos me dio el siguiente recado:
"Lucano Divina, hijo de la Madre Naturaleza, no temas recibir las enseñanzas de la Biblia. Especialmente cuando la leas al revés..."
Al despertarme, seguí las instrucciones del ángel, especialmente en la última parte. En principio, tuve unas ganas desenfrenadas de tomarme una Coca-Cola. Después, quise donar mucho dinero a Il Vaticano Corp. Hasta que... justo enfrente mío, apareció una lengua de fuego... creí que era el logotipo de las suegras, pero en realidad fue una fuerza que me obligó a hablar y pensar en distintos idiomas... y el fruto de esa inspiración es lo que hoy publico.
I. 'José, esposa e hijo' pasó a ser 'Jesús, María y José'
1. El fin de la carpintería. Era una bella tarde soleada, típica del verano nazareno, disfrutada por un padre y su hijo mientras tallaban, en un plácido silencio, tres cruces encargadas por el Imperio Romano.
Hasta que el hijo rompió la armonía, con la siguiente lanza puntiaguda: «Creo que esto de martillos y clavos, no es lo mío».
José de Nazaret, dueño de la tradicional carpintería 'José e Hijo', observó el rostro de su único heredero y, sólo cuando fue abrumado por la resignación, dijo: «Necesito una copa. ¡María! ¡Traedme...!»
Extendiéndole un cáliz, su hijo lo interrumpió: «Pepe, tomad, convertí vuestra agua en vino».
José: «Ahora no tengo ganas de vino instantáneo, Jesús Emmanuel, no me sabe a vino... Pero vamos al grano de mostaza: Vuestra madre ya me estuvo contando... ¿de qué vais a vivir?»
Jesús: «Primero, quería pediros mis ahorros, eso que me obsequiaron los tíos Baltazar, Gaspar y Melchor...»
José: «Inri, vuestros tíos decían ser reyes, pero sólo eran magos de las apariencias. Los tesoros que trajeron cuando nacisteis, sólo eran 'simbólicos'. Y con sólo símbolos no pagamos ni la renta del pesebre».
María: «¡Y sólo a los hombres se os puede ocurrir regalos tan inútiles para un recién nacido! Hombres, hombres...»
José miró con incredulidad a su esposa, quien colgaba unas túnicas húmedas a secarse al sol. Enseguida, devolvió su atención al rostro nervioso de su hijo: «Nunca entenderé cómo logran hacer varias cosas al mismo tiempo... Algún día deberías preguntarle a vuestro padre de los cielos, por qué las hizo así».
Jesús: «Estoy perfeccionando el vino instantáneo. Hoy puedo transformaros el agua de una copa, pero mi meta son seis tinajas, y...»
José: «¡Y aleluya! ¡Seréis el alma de cualquier boda o última cena! Es más, os predigo que tendréis una fila de discípulos tras vuestro vino gratuito. Pero, ¿de qué vais a vivir?»
Jesús: «También estuve pensando en la Facultad de Medicina de la U de Nazaret, porque tengo una terapia alternativa que podría resucitar muertos. Ayer, por ejemplo, le curé un dolor de espalda a Mari con sólo imponer mis manos sobre ella».
José: «¿Esa jovencita magdaleniense no os estará metiendo plagas en la cabeza?»
Jesús: «No».
José: «Vuestra madre dice que en el pueblo no dan buenas referencias de ella».
Jesús: «Pues si a eso vamos, muy poca gente del pueblo cree que a mí me trajo la cigüeña».
José: «¡El Espíritu Santo!»
Jesús: «Lo mismo».
José: «Volved a vuestra cruz. Antes del atardecer, unos soldados de Pilatos las recogerán todas. Y son cuatro clavos para unir los troncos, no los tres que pusisteis la vez pasada».
La tensión en la carpintería se podía cortar con una espada. Los golpes de ambos martillos retumbaban más fuerte que nunca. Sólo cuando el cansancio los obligó a detenerse por un instante, el último carpintero de la familia dijo: «Vuestra madre os va a extrañar. Yo os voy a extrañar. Ojalá no tergiversen vuestras ideas».
Jesús: «Si todo sale bien, os prometo un día festivo en vuestro nombre».
Hasta una próxima verdad humanamente irracional, Apóstoles de lo Salvaje.
Lucano Divina
Comandante Macondo de la Revolución Animal
Selvas de Suramérica, marzo 29 de 2012
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