TIENDA

SALVAJE

YO NO SOY RACISTA, PERO SÍ

POR LUCANO DIVINA PUBLICADO 22-11-2013
enviar a un amigo
versión imprimible agregar a favoritos
| | | |
Tú eres racista. Siempre adviertes “Yo no soy racista, pero…”, pero sí eres racista. ¿O quizá no es racismo de tu parte, sino temor a volar en un avión acompañado de árabes? ¿No es racismo, sino predilección por los dos Reyes Magos que no parecen delincuentes? ¿No es racismo, sino pánico de la profecía de Nostradamus que habla de un papa negro? ¿No es racismo, sino rechazo a los inmigrantes que le quitan el trabajo a tus compatriotas, después de marcharse del país que tus antepasados saquearon? ¿No es racismo, sino desconfianza contra el que tenga negras intenciones y un pasado oscuro? ¿No es racismo, sino favoritismo por el helado de vainilla sobre el de chocolate?

Está bien, voy a darte el beneficio de la duda. Tú no serías capaz de negrear a alguien por su color de piel o por el accidente geográfico de nacer en un país distinto al tuyo. Tampoco considerarías a la oscuridad como un sinónimo de maldad. Creyendo en tu buena fe, retiraré las nubes negras que se posaron encima tuyo y las reemplazaré por unas hermosas de un día soleado, unas blancas. Prenderé una vela blanca en tu nombre y apagaré la negra con la que te estaba haciendo brujería. De hecho, me disculpo por no percatarme que tú tienes amigos de la raza que criticas, lo cual te da inmunidad y carta blanca para lanzar juicios sobre conductas que ponen en riesgo tu zona de confort. No te preocupes, no mancharé tu reputación.

Aunque, debo confesarte que no quisiera descartar del todo mi pasada acusación. Continúo sospechando que eres un prejuicioso de clóset. Podría apostar que tu excepción a la regla es, en realidad, tu única regla. A manera de experimento, me aventuré a convertir tus premisas negativas en positivas y suenan tal como tú piensas en secreto; date cuenta por ti mismo: “Yo sí soy racista, pero no parece porque tengo un amigo negro”, “Yo sí soy racista, pero la mano de obra sudaca es barata”, “Yo sí soy racista, pero el chocolate blanco no es chocolate”... Tú sí eres racista.

87-Yo_no_soy_racista_pero_si-Lucano_Divina-Detalle.jpg

A su vez eres homofóbico cuando dices “No soy homofóbico, pero…” y eres irrespetuoso cuando dices “Con todo respeto, pero…”. Supones equivocadamente que al anteponer un aviso de exoneración, tus pecados quedan perdonados. ¿Será que, usando tu contradictoria estrategia, podrías salvarte cuando seas pillado poniendo los cuernos? ¿Dirías algo así como “Yo no soy infiel, pero la carne es débil” o “Yo no soy infiel, pero sí soy un caballero que no puede negarse a la petición de una dama”?

Mencionar o hacer referencia sobre la raza de alguien, no te vuelve racista. Al igual que unos ojos verdes o una joroba, un color de piel o una nacionalidad pueden fungir como meros elementos identificadores. Sin embargo, la frontera del racismo la sueles cruzar cuando insinúas que alguien es inferior a ti, por no parecerse a un grupo étnico que te incluye.

Pretendamos por un momento que los pelirrojos conforman una raza. Comentar que la cabeza de un pelirrojo te recuerda a un incendio, no te volvería racista; opinar que un determinado pelirrojo te parece un pendejo, tampoco te convertiría en candidato para integrar al Ku Klux Klan. Caso distinto sería si dijeras “Yo no soy racista, pero los cabeza de incendio son pendejos, ladrones, ignorantes, perezosos, narcotraficantes, huelen mal, se aprovechan de la Seguridad Social, no pagan impuestos y hablan con acento extraño. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas”.

Es indudable que para hacer una afirmación de ese calibre, habrás conocido a un pelirrojo que se ajustaba a tus señalamientos, a una pelirroja que exprimió a un conocido hasta dejarlo en bancarrota y a muchos pelirrojos que protagonizaron la crónica roja del periódico que lees por las mañanas. Esa es tu estadística. Un puñado de ejemplos te llevó a concluir que la rojura en el cabello es una perversa plaga que menos mal tú no tienes. Ni la tienen los pocos vecinos tuyos que tienen su pelo color sangre. ¿Alcanzas a imaginar por qué ni ellos ni tú han sido contagiados? ¿No? Porque tú eres racista.

Discriminas de una forma muy peligrosa: silenciosamente. Tus pocos vecinos pelirrojos gozan de los mismos privilegios que tú has disfrutado, por razones diferentes. Ellos porque uno es estrella del fútbol, otro es una voz prodigiosa para el vallenato y el último es una leyenda viviente de la televisión. Tú porque eres hijo de un dermatólogo. No tiene nada de malo ser el descendiente de quien recomienda nunca espichar granos y espinillas, el problema es que tu papá es un profesional promedio. Los pelirrojos no pueden ser promedio para vivir en tu barrio, nada más admiten a los adinerados. ¿Vas a hacer algo para revertir esa tendencia? Claro que no, porque, una vez más, eres racista.

Lo más probable es que en unos años irás a una universidad privada –privada de pelirrojos–, harás un posgrado en el exterior –por ‘exterior’ me refiero a Europa y Estados Unidos–, tendrás nuevos amigos –para andar en los mismos círculos sociales que andabas con los viejos amigos– y te casarás con una vecina –aunque no con una hija de los pelirrojos adinerados–. Conseguir empleo no te será un inconveniente, porque reemplazarás a tu papá en su consultorio o tu suegro te recomendará en la empresa de un compañero de golf. De vez en cuando le darás una limosna a un colorado –denominación políticamente correcta que usarás para referirte a un pelirrojo–. Tus hijos no dudarán en seguir tu ejemplo.

También te defenderás asegurando que la desigualdad causada por evidentes tonterías, no es culpa tuya. Le echarás el agua sucia a los políticos, a la religión, a la historia, a los capitalistas, a los comunistas, al clima… y no harás nada por alterar la situación, porque te conviene no hacer nada. Así proteges a tu grupo étnico, haciendo nada. Quizá te quejarás en voz alta, lo cual sigue siendo nada. Un pelirrojo promedio solo puede aspirar a voltear hamburguesas de por vida; un promedio de tu combo puede aspirar a la presidencia, ¿por qué querrías cambiar eso, racista?

Hasta una próxima verdad humanamente irracional, Amigos de lo Salvaje.

Lucano_Divina-Sello_Oficial.jpg

Comandante Macondo de la Revolución Animal

Selvas de Suramérica, noviembre 22 de 2013


* Si te apetece un delicatesen de estupideces humanas, la recomendación del chef es que leas su libro ‘El Príncipe Azul abre puertas, el Bufón abre piernas’, el cual encuentras en iBooks, Amazon, Google Play y Kobo (English version available).

** Para que estés siempre al día con las noticias de la Revolución Animal, inscribe tu correo acá: ¡Únete!

« Anterior verdad irracional

LA FELICIDAD NO SE COMPRA, PERO TAMPOCO ES GRATIS

Siguiente verdad irracional »

21 COSAS QUE NUNCA DEBES REGALAR EN NAVIDAD

Compartir esta verdad es querer esta selva


| | | |

ARCHIVADO EN

PREJUICIOS PODER DESASTRE SOCIAL 

Si te gustó la anterior verdad irracional, lee estas otras

106-Resistirias_un_dia_sin_tu_telefono_movil-Lucano_Divina-Listado.jpg

¿RESISTIRÍAS UN DÍA SIN TU TELÉFONO MÓVIL?

102-Aqui_se_habla_emoticon-Lucano_Divina-Listado.jpg

AQUÍ SE HABLA EMOTICÓN ;)

101-Por_que_te_caen_mal_las_personas_buenas-Lucano_Divina-Listado.jpg

¿POR QUÉ TE CAEN MAL LAS PERSONAS BUENAS?

100-Que_debes_decir_cuando_hables_contigo_mismo-Lucano_Divina-Listado.jpg

QUÉ DEBES DECIR CUANDO HABLAS CONTIGO MISMO

95-El_planeta_esta_sobrepoblado_de_inutiles_como_tu-Lucano_Divina-Listado.jpg

EL PLANETA ESTÁ SOBREPOBLADO DE INÚTILES COMO TÚ

93-Una_borrachera_aumenta_tu_talento_para_hablar_en_otros_idiomas-Lucano_Divina-Listado.jpg

UNA BORRACHERA AUMENTA TU TALENTO PARA HABLAR EN OTRAS LENGUAS